viernes, 9 de septiembre de 2016

CULTURA CIENTIFICA


En México y otros países de Iberoamérica prevalece el pensamiento mágico sobre el pensamiento científico, de ahí que un alto porcentaje de la población confíe más en la religión que en la ciencia; y si bien es cierto que parte de la riqueza cultural tiene que ver con los ritos y tradiciones asociadas al pensamiento mágico, muchos de los problemas actuales en temas de salud, vivienda y desarrollo sustentable solo se resolverán satisfactoriamente, si la población en general tiene una adecuada cultura científica que permita tomar mejores decisiones como individuos, como familias, como grupos sociales y como sociedad en conjunto.
¿Cómo desarrollar una cultura científica?
Como muchas otras habilidades y competencias, la única forma es practicándola. Una forma de contrarrestar desde el aula la marcada tendencia errónea hacia el trabajo científico en la sociedad es involucrar a los estudiantes desde los niveles básicos de educación en actividades y proyectos de investigación documental y aplicación del método científico experimental. Cuando los estudiantes se involucran en una investigación documental o experimental, al principio todo les parece confuso pero con paciencia, así como la guía y orientación adecuada todos somos capaces de comprender las partes principales de la investigación:
  1. Observación.
  2. Hipótesis.
  3. Diseñar un experimento. Este debe permitir verificar o desechar la hipótesis. Y en el caso de una investigación puramente documental, solo se cambia el experimento por el análisis y discusión crítica de las diversas fuentes.
  4. Análisis de resultados.
  5. Conclusiones.
  6. Bibliografía.
Practicar el método científico, permitirá que los estudiantes lo hagan parte de su vida, incorporándolo a los procesos cotidianos de su pensamiento. Para finalizar, como siempre el reto para los docentes está en descubrir las interrelaciones y la interdisciplinariedad de los conocimientos de la materia que cada uno imparte con los pasos del método científico.


LA CIENCIA Y LA TECNOLOGIA


La ciencia y la tecnología están transformando extraordinariamente el mundo contemporáneo. La agricultura, el transporte, la energía, la salud, el empleo, la educación y otros muchos elementos centrales de la vida social y económica han sufrido una gran evolución en las últimas décadas por efecto del avance del conocimiento científico y de la innovación tecnológica. No obstante, la fuerte dependencia del desarrollo científico-tecnológico con respecto a los mercados y la rentabilidad económica ha motivado que las potencialidades de la ciencia para mejorar nuestras vidas no lleguen con frecuencia a plasmarse en realidades que puedan percibir los ciudadanos.
Una idea que encuentra un eco cada vez mayor, tanto en el mundo académico como del activismo social, es que las demandas sociales sin aparente valor de mercado o con prevalencia en países o regiones en desarrollo-en ámbitos como educación, medio ambiente, cultura o salud-, no reciben la atención merecida por parte del sistema científico-tecnológico. El caso más alarmante ha sido quizás el del desarrollo de nuevos medicamentos y costosos tratamientos médicos. Se trata de un desajuste entre potencialidades y realidades sociales que se reproduce a nivel global pero que está creando una particular frustración, desconfianza y extrañamiento en los países en desarrollo, incluyendo la región iberoamericana.
Los poderes públicos y otros agentes sociales como académicos, educadores y comunicadores, tienen la responsabilidad y la oportunidad de contribuir a cambiar este estado de cosas, colaborando en la reorientación de la ciencia y la innovación hacia las demandas y necesidades sociales, sin desatender el sector productivo pero contribuyendo a que la ciencia y la innovación sirvan para cerrar y no para acrecentar las brechas tradicionales. Algunas herramientas particularmente oportunas para ese propósito están vinculadas a la investigación, la formación reglada en sus diferentes niveles y la divulgación científica.
En investigación se trata de ofrecer un diagnóstico bien fundamentado de ese desajuste entre lo que el sistema de ciencia e innovación está en condiciones de ofrecer y lo que las poblaciones realmente esperan y demandan de las instituciones responsables. Para ello es preciso comprender, entre otras cosas, de qué modo entienden los ciudadanos los riesgos y potencialidades de la ciencia y la innovación, sus actitudes ante las instituciones responsables, el grado de apertura de estas y de sus políticas a las sensibilidades sociales y las experiencias de participación ciudadana, así como los efectos actuales y potenciales de la apropiación de la ciencia por la ciudadanía. Se trata de una línea de trabajo que puede ofrecer resultados valiosos para la cooperación internacional en el desarrollo de contenidos y nuevas iniciativas en los ámbitos de la divulgación y la formación reglada, tanto en enseñanza secundaria como en terciaria y postgrado
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Antecedentes

Adhesión individual al Grupo de estudios