En México y otros países de Iberoamérica prevalece el pensamiento mágico sobre el pensamiento científico, de ahí que un alto porcentaje de la población confíe más en la religión que en la ciencia; y si bien es cierto que parte de la riqueza cultural tiene que ver con los ritos y tradiciones asociadas al pensamiento mágico, muchos de los problemas actuales en temas de salud, vivienda y desarrollo sustentable solo se resolverán satisfactoriamente, si la población en general tiene una adecuada cultura científica que permita tomar mejores decisiones como individuos, como familias, como grupos sociales y como sociedad en conjunto.
¿Cómo desarrollar una cultura científica?
Como muchas otras habilidades y competencias, la única forma es practicándola. Una forma de contrarrestar desde el aula la marcada tendencia errónea hacia el trabajo científico en la sociedad es involucrar a los estudiantes desde los niveles básicos de educación en actividades y proyectos de investigación documental y aplicación del método científico experimental. Cuando los estudiantes se involucran en una investigación documental o experimental, al principio todo les parece confuso pero con paciencia, así como la guía y orientación adecuada todos somos capaces de comprender las partes principales de la investigación:
- Observación.
- Hipótesis.
- Diseñar un experimento. Este debe permitir verificar o desechar la hipótesis. Y en el caso de una investigación puramente documental, solo se cambia el experimento por el análisis y discusión crítica de las diversas fuentes.
- Análisis de resultados.
- Conclusiones.
- Bibliografía.